En esta entrada voy a realizar una breve biografía acerca de Benito Jerónimo de Feijoo, a quien todos conocemos como Padre Feijoo:
Antes de los catorce años ingresó en el monasterio de
San Julián de Samos, propiedad de la Orden de San Benito, recibiendo el hábito
monástico en 1690. Estudió Artes en el Colegio de San Salvador de Lérez, en
Pontevedra, Teología en el de San Vicente en Salamanca y amplió sus
conocimientos en San Pedro de Eslonza, en León.
En 1709 fue nombrado maestro de novicios para el
Colegio de San Vicente de Oviedo, donde fue abad desde 1721 y consiguió la
cátedra de Teología en la Universidad, desde la que impartió lecciones
durante treinta años. Desde San Vicente desarrolló el grueso de su carrera
intelectual y fueron famosas sus tertulias en la celda del monasterio en la que
vivía.
Feijoo es considerado el fundador del ensayo
filosófico en lengua española gracias a su obra Teatro Crítico
Universal (1726-1740), continuada en sus Cartas Eruditas y
Curiosas (1742-1760), obras en las que trata de «todo género de
materias para desengaño de errores comunes». Dichas obras alcanzaron una
difusión extraordinaria incluso para los parámetros de nuestra época: sus
volúmenes impresos rondaron los 420.000 ejemplares, cifra superior si se
computan las ediciones clandestinas realizadas en Hispanoamérica, donde el
interés por leer al monje benedictino era considerable. Asimismo, sus obras
conocieron traducción a otras lenguas, como el italiano, el portugués, el
inglés y el alemán.
No fue hasta los cincuenta años cuando comenzó su
actividad de escritor público, con la obra Carta Apologética de la
Medicina Escéptica. A partir de aquí publicó 118 discursos en 9 volúmenes,
que componen su obra magna, Teatro crítico universal y más
tarde publicó, en cinco tomos las Cartas eruditas y curiosas.
Feijoo falleció en Oviedo el 26 de septiembre de 1764,
a los 87 años, a consecuencia de una hemiplejía. Fue enterrado en el centro del
crucero de la Iglesia de Santa María la Real de la Corte. La misma
localidad donde escribió sus obras inauguró el 27 de marzo de 1954 un monumento
en su memoria, obra de Gerardo Zaragoza y situado en
la Plaza denominada desde entonces de Feijoo. Se encuentra mirando
justo a la que fuera la residencia del benedictino, el Monasterio de San
Vicente.
La imagen está tomada de Google.
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